Gómez Palacio, Durango.- Como en el polvoriento rancho de San Felipe, Durango no hay nada para divertirse, los viciosos se divierten golpeando cristianos a diestra y siniestra, no porque sean malos, sino porque en algo tienen que perder el tiempo que les sobra, que es todo el día, porque no tienen otra cosa qué hacer.
Ahora le tocó el turno al señor Martín Esquivel Morones, quien fue objeto de burla, golpes y amenazas de muerte por cinco pelafustanes viciosos que lo agarraron de perilla loca hasta que se cansaron, haciéndole de todo, piquetes de los tres ojos, calzón chino y la urraca rana, es más, dicen que hasta lo agarraron de piñata por tantos palos que le dieron, pero no conformes con todo eso, todavía le quebraron todos los vidrios de su yonke.
Como el afectado no es ningún sacatón, así todo madreado, se dio a la tarea de buscar a los Poli Rangers para contarles sus tristes penas, los que lo escucharon atentamente y se conmiseraron al ver su deprimente aspecto.
“Estas son ingaderas pareja, la ofensa tiene medidas y estas lacras de la sociedad no se midieron con el señor, vamos a buscarlos para atorarlos, a ver sí es cierto que como roncan duermen”.
“Ya rugiste león, vamos sobre el muerto las coronas, y más les vale que no encontremos a estos caones, porque traigo una muina que no busco a quién me la hizo, sino un pendejo para desquitarme, vamos pues”.
Claro que los rufianes no son tan valientes como aparentan, porque en cuanto vieron las farolas de la patrulla salieron corriendo como alma que lleva el diablo saltando los matorrales y perdiéndose entre el monte.
Pero los Poli Rangers alcanzaron al más pendejo que resultó ser Héctor Morales Argumedo, a quien le pusieron una santa chinga de Dios padre que hasta las liebres se conmiseraron de él pobre estúpido que suplicaba la clemencia que no tuvo para con el afectado.
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